Hay deportistas por vocación, los que desde pequeñitos ya sabían lo que querían hacer de mayor, deportistas por el interés de los padres en conseguir una vida mejor y deportistas por accidente, aquellos que acabaron en el mundo del deporte por casualidades del destino.
Emmanuel Adebayor:
El delantero del Arsenal no comenzó a caminar hasta los cuatro años. Un balón perdido en una iglesia, en la que su madre se encontraba rezando por su hijo, hizo que Adebayor se levantara del carrito y corriera hacia el esférico. Esto significó que Adebayor tenía el futbol en las venas.
Christoph Metzelder:
jugador que hasta el año pasado jugaba en el Real Madrid, desveló que inició su carrera como futbolista tras encontrar un cromo de un jugador que se convirtió en su ídolo, Karl-Heinz Forster. "Encontré un cromo suyo en la calle, era mi ídolo en el 86 y me hizo coleccionar todos los cromos. Me animó a jugar a comenzar a jugar al fútbol, a meterme en un club. Fue el comienzo de mi carrera
como futbolista", aseguró.
Michael Phelps:
Los comienzos de Michael Phelps en la natación también oculta algún que otro misterio. Aunque de pequeño le tenía miedo al agua, el 'tiburón de Baltimore' explica en su biografía que se refugió en las piscinas para no oír las discusiones entre sus padres, que poco después se divorciaron.
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